5 ago 2010

EL RATON DORADO DE ALFREDITO

(Cuento corto)


En un municipio al norte de la ciudad capital, y a inmediaciones de un pequeño pero reconocido río, existía un caserío de humildes campesinos que vivían de sus parcos cultivos de hortalizas y otras siembras.
Un señor muy entrado en años de nombre Genaro; era el de mayor porción de terreno, por lo que también sembraba un pequeño frijolar con la única ayuda de se esposa y su pequeño hijo de diez años, de nombre Alfredito.
Alfredito era un niño muy inquieto, que en sus ratos libres, acostumbraba a salir con su hondilla por la orilla del río a cazar garrobos, los que cocinados por su madre, servían de suculentos almuerzos en aquel hogar. Pero dentro de estas entretenciones, le gustaba jugar con cadáveres de lagartijas, arañas que ellos llamaban de caballo (tarántulas) y otras animalitos. Es de hacer notar que aquellos montes abundaban los ratones, comadrejas y sobre todo las peligrosas culebras de varias especies.
Cierto día, siguiendo una comadreja, se encontró con una rata (animalitas de mayor tamaño que los ratones) que salió de entre la maleza y corrió hacia un pequeño agujero entre otro matorral. Antes de entrar al agujero, se paró sobre sus patas traseras y lo volvió a ver como retándolo a seguirla. En ese instante el niño observó que entre los dientes, el animalito sujetaba algo metálico y brillante; pero de inmediato se perdió al entrar al agujero.
Con mucha curiosidad y aunque con temor a las víboras que solía encontrar en esa clase de cuevas, tomó su machete que mantenía aunque sin vaina, pendiendo del cinturón, y comenzó a excavar ensanchando aquel agujero.
Al animalito en mención ya no lo volvió a ver.
Después excavar como dos metros hacia dentro del matorral, encontró un nido extrañamente hecho de zacate seco. ─ Los ratones no hacen nidos así se dijo para si ─ Y mas extrañado aún descubrió que el piso del nido estaba cubierto de monedas como de plata. Pero no solo eso sino que alrededor del nido había al parecer, monedas de oro.
Con temor; como dije antes; a la presencia de algunos reptiles venenosos, comenzó a recoger aquellas monedas, que por su volumen, se le hizo necesario quitarse la camisa para envolver aquel misterioso hallazgo.
Corrió a su casa. Eran ya cerca de las cuatro de la tarde, su padre aún no regresaba de trabajar. Corrió hacia su madre exclamando con vos taciturna: -aún no recobraba la lucidez de su semblante- ¡Mamá, mamá, mire lo que me encontré!
La madre tomó de aquellas manos temblorosas de emoción y asombro, la camisa que envolvía aquel misterioso puñado de monedas, y aún mas sorprendida exclamó ─ ¡Hijo! ¡Esto es un tesoro! ¡Son monedas de oro y planta! ¿Dónde lo encontraste?
El niño ya bastante repuesto de su asombro, relato a la madre la verdad de los acontecimientos.
Ese instante llegaba el padre, y con sorpresa pero mucho júbilo recibió la agradable noticia.
¿Qué opinas de esto, Genaro?─ preguntó la señora.
¡Hoy que recuerdo! Hace pocos días, al querer consultar mi reloj, se me destrabó la leontina, y cuando la quise recoger del suelo, algo la arrastraba hacia un montón de basura, yo tuve miedo porque se que hay animales que les llama la atención el brillo de los metales, y los llevan a sus madrigueras; pero a mí me preocupó que fuera alguna culebra y por eso no intenté en recuperarla. Es posible que alguno de estos animales fuera lo que tú vistes, hijo ─ comentó don Genaro.
¿Pero porqué será eso? Indagó la señora.
Solo Dios lo sabe ─ respondió Genaro.
¿Y qué haremos con eso? ─ inquirió el niño.
Iremos al centro a buscar una joyería; a ver cuanto nos dan por esto ─ dijo el padre.
Y así al día siguiente, todos se dirigieron a la capital. Encontraron una buena joyería, y muy honestamente les pagaron…diez mil pesos por la mercancía. Con esto regresaron a la casa, e inmediatamente Genaro compró el pueblo; una bonita casa, y la señora instaló una pequeña tienda de artículos varios.
Alfredito ingresó a la escuela; y todo fue felicidad para la familia.
Pero Alfredito exclamaba para si ─ el animalito que me condujo a la cueva; parecía un ratón; de manera que mandaré a hacer una figura con forma de ratón de color dorado; y le llamaremos a la tienda…”El Ratón Dorado”


Usulután, El Salv.
Crisanto Fernández Mejía
FRASES CELEBRES


DICHOSO ES AQUEL QUE MANTIENE SU PROFESION, QUE CONICIDE CON SU AFICION.( G. B. SHAW)


EL AMIGO HA DE SER COMO EL DINERO, QUE ANTES DE NECESITARLO SE SABE EL VALOR QUE TIENE, (SOCRATES)

NO EXISTE VIENTO FAVORABLE PARA QUIEN NO CONOCE SU RUMBO. (SÉNECA)

CUANDO HAY DIVERSION, AUMENTA LA MOTIVACIÓN.

EN EL MOMENTO EN QUE DEJAMOS DE SOÑAR, EL UNIVERSO SE PARALIZA.
LAS DUEÑAS DE UN CORAZON

(Cuento)

En un conocido barrio al sur de la capital; barrio conocido como “La barriada alegre”, vivió una familia de escasos recursos económicos.
Isidoro; el jefe de la familia; era un agente de la Guardia Nacional, que debido a su compromiso, únicamente asistía cada quince días al lado de su esposa de nombre; Elena Saldaña.
Como sabemos; en todo lugar existen algunos varones inescrupulosos: que se aprovechan de situaciones como la este matrimonio; y mas aún; de la ingenuidad de algunas jóvenes esposas.
Este era el caso de José Santos Jiménez, un vecino que desde hacía algún tiempo, valiéndose de la ausencia del esposo, frecuentaba a Elenita, que por su inexperiencia había caído en las garras de la maldad y el engaño de Chepe (como era conocido aquel sujeto).
“La barriada alegre” celebraba cada diecinueve de marzo las fiestas en honor a San José; patrono del lugar, y estas, en esa semana estaban en su apogeo. Casi en todas las casas, por las noches celebraban humildes pero atractivos momentos bailables.
Como a las seis de la tarde; en la víspera de la celebración religiosa; llegó José a casa de Elenita; como muy a menudo lo hacía; para invitarla al baile de carnaval que esa noche era celebrado en el atrio de la iglesia.

Pero oigamos como José Santos cantando relata los acontecimientos:


LAS DUEÑAS DE UN CORAZON

Era un domingo del mes de marzo.
El sol se había ocultado ya.
…En una puerta frente a la calle
Una muchacha sonriendo está.

Un mozalbete también sonriente
Que de improviso se le acercó;
Acariciándole una mejilla
A una fiesta la invitó.

Y ella contesta ─ no José Santos
Vete tú solo que yo no iré.
Hoy esta noche viene mi esposo
Por tanto – Chepe – hoy no podré.

Pero Elenita, si tú me quieres
Como otras veces, hazlo por mí
Cuando él se duerma vengo a llevarte
Como a las once vendré por ti.

No José Santos. Y ya no insistas
Habrá otras fiestas, cuando él no esté
Vete tu solo te lo repito
Que acompañarte hoy no podré.

¡Pues si no vienes, elije ahorita!
¡O tu marido…o solo yo!
Y José Santos sacó enojado
Una pistola y le disparó.

Así Elenita: con un lamento
En su agonía lo contempló
Con ambas manos contra su pecho
Junto a la puerta se desplomó.

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Hoy José Santos vive el recuerdo
Tras de las rejas de su prisión
…Que cinco balas de su pistola
Fueron las dueñas de un corazón.

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EN ESTE GRATO DIA

EN ESTE GRATO DÍA
(A mi nietecito Arielito,
En el día de su bautizo)

Con sus notas de alegre melodía.
Y una brisa de danza mañanera;
Este hogar que hoy es gracia placentera
Ha enmarcado un Concierto matinal.
Un concierto en las almas que este día
Son cantares de fe en los corazones
Todo es dicha, alabanza y bendiciones
Gozo eterno y ambiente musical.

Este día, las aguas bautismales
Otro ser en el mundo han coronado
El Poder Celestial te ha encomendado
De su Gracia y Amor; Testigo fiel.
Arielito; la paz viene contigo
Por la Gloria de Dios fuiste elegido
De un hogar por el Cielo bendecido
Tú eres luz; paz y amor; Alex Ariel.

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Crisanto Fernández Mejía
A mi nietecito
FRANCISCO JOSE
EN SU PRIMER CUMPLEAÑOS


Esta fecha de paz y de alegría
Hay un ángel que brilla con fulgor.
Es Francisco José que en este día
Ha traído a este hogar, dicha y amor.

Engalana este hogar desde el primer día
Su presencia en nuestra alma y corazón
Hay cantares de dicha y armonía
Y el ambiente se ha vuelto una canción

Este día hace un año desde el Cielo
A este mundo tu gracia descendió
OH Francisco José gracia y consuelo
A un hogar que con ansias te esperó

Dios bendice este hogar con tu presencia
Tú serás luz eterna y bendición
OH Francisco José eres la esencia
De la vida, y la paz del corazón.

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